7 de julio de 2011

Estas dos palabritas siempre me han interesado, desde que era muy pequeña y cuando aún no sabía hablar bien. Es sabido que los niños hacen preguntas sobre todo, por estar poco familiarizados con todo. Esto era más o menos lo que me sucedía, pero aún cuando fui mayor siempre tenía impaciencia por hacer toda clase de preguntas, respondiesen a ellas o no. Esto no es tan terrible en sí y debo decir que mis padres trataban de responder a todas con gran paciencia, hasta que.. comencé a acosar a gente desconocidaa. Ellos no soportan en general las interminables preguntas de los 'niños'.
Debo reconocer que puede llegar a ser muy fatigoso, pero me consuelo con la idea de que hay un dicho según eñ cual  'para saber, hay que preguntar', aunque no deser del todo verdad, pues de serlo, en este momento yo sería profesora. Al crecer comprendí que no es posible preguntar cualquier cosa a cualquier y que hay muchos 'por qué'  para los que no gat respuesta. La consecuencia fue que traté de ayudarme tratando de pensar yo misma en la respuesta. Así fue como hice un importante descubrimiento, que las preguntas que no es posible preguntar casi siempre pueden ser resueltas por uno mismo. Por esta razón las palabras 'por qué' me ayudaron no sólo a preguntar, sino además a pensar.
Hablemos ahora de una segunda parte de las palabras 'por qué'. ¿Qué sucedería si todos los que hacen algo se preguntasen primero 'por qué'? Creo que seríamos todos más honrestos y más buenos, ya que la mejor manera de ser honestos y buenos es interrogarse siempre sin cesar. Imagino que lo último que desea hacer la gente es confesarse sus propias faltas y reconocer sus aspectos malos (que todos tenemos.) Tal es el caso de los niños, como el de los adultos. La mayoría piensa que los padres deben educar a sus hijos y velar personalmente para que su carácter se forme de la mejor manera posible. Esto no es exacto. Los niños deben educarse a sí mismos desde su más tierna edad y tratar de formarse a ellos mismos un auténtico carácter. Podría creerse que esto es absurdo, pero no lo es. Aún el niño de corta edad tiene su personalidad y tiene conciencia y es necesario criarlo tratándolo de la manera señalada para que sienta que su propia conciencia al castigarlo lo tratra en la forma más severa imaginable. Cuando los niños cumplen catorce o quince años todos los castigos son ridículos. Ese niño sabe muy bien que nadie, ni siquiera sus propios padres pueden llegar a ninguna pate con castigos o golpes. Mediante razonamiento y señalado al niño sus errores es dado obtener resultados mucho mejores que con duros castigos.
Pero no quiero parecer pedante, sino decir solamente que en la vida de cada niño y de cada hombre la expresión 'por qué' juega un gran papel y es apropiado que así sea. El dicho 'Para saber hay que preguntar' es verdad en cuanto conduce a pensar sobre ciertas cosas, y a través del pensamiento nadie puede ser peor, sino que sin duda será mejor.
Recuerdos personales y ensayos. Ana Frank. (Cuentos del escondite secreto)